La privacidad en línea nos atañe a todos, y vivimos constantemente preocupados por las alarmantes noticias que leemos en los periódicos y vemos en los noticiarios. Sin embargo, cuando llega el momento de actuar en nuestras acciones cotidianas, tendemos a emplear el clásico “no creo que pase nada” o “yo no soy una persona interesante, ¿por qué me iba a suceder a mí?”.
Esta actitud se refleja claramente en la publicación de imágenes en línea. La gran mayoría de las personas que utilizan redes sociales de manera habitual están acostumbradas a compartir imágenes que “relatan” sus actividades diarias. Tales imágenes no solo sirven como escaparate para nuestros amigos más cercanos, sino que, en última instancia, constituyen una herramienta perfecta de ingeniería social para quienes desean hacernos daño.
Gracias a estas publicaciones, aunque no lo explicitamos de manera directa, se puede saber exactamente en qué punto del globo nos encontramos. Todo esto es posible gracias a los benditos metadatos, que, sin entrar en detalles innecesarios, no son más que un conjunto de información que se encuentra imbuido en todas nuestras fotografías y que proporciona datos muy relevantes.
Podría parecer que la extracción de estos datos es un proceso complejo, pero nada más alejado de la realidad. Es tan sencillo como descargar una aplicación en nuestro teléfono e introducir una imagen. A continuación, presento una prueba con la aplicación para iOS: Exif Viewer Lite.

En este ejemplo, he decidido cargar una fotografía de mis vacaciones y, como podemos observar (respetando la privacidad, por supuesto), la aplicación me proporciona la ubicación exacta de donde me encontraba ese día, de manera precisa y certera. Podéis hacer la prueba; tardaréis menos de cinco minutos en obtener esta información.
Ahora imaginad lo que podría hacer alguien que desee causarnos algún tipo de daño: con una simple búsqueda en nuestro perfil público, podría averiguar nuestros patrones de movimiento e intentar llevar a cabo alguna acción en nuestra contra. Sí, es una idea algo fantasiosa, pero, para evitar males mayores, lo mejor es cerrar todas las puertas posibles.
Lo más alentador de toda esta situación es que eliminar estos datos de localización de las imágenes es sumamente sencillo, tanto en iOS como en Android.
En Android:
- Ve a Ajustes > Ubicación.
- Selecciona Cámara.
- Cambia la opción a No permitir y desactiva Usar ubicación precisa.
En iOS:
- Ve a Ajustes > Privacidad y Seguridad > Localización.
- Selecciona Cámara y elige la opción Nunca.


Voilà, con un par de toques en nuestra pantalla estaremos protegidos, al menos de que los malintencionados sepan nuestra ubicación exacta.
Quizás lo que subyace a todo esto es la inconsciencia que manejamos al gestionar nuestra huella digital. Todo lo que ocurre en la red, al estar alejado de la emoción humana—pues se limita a dar clics o toques en una pantalla—parece carecer de repercusiones más allá de lo virtual, como si todo desapareciera al presionar el botón de apagado.
Sin embargo, nada está más alejado de la realidad. Así como jamás diríamos a un extraño dónde vivimos ni caminaríamos con un cartel luminoso en la cabeza publicitando nuestros lugares habituales, tampoco deberíamos hacerlo en la red, ya que, a efectos prácticos, es lo mismo.
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¡Qué gusto leer este artículo, Alberto! Sabía que llegarías lejos, y esta pieza confirma no solo tu capacidad para abordar temas relevantes, sino también tu habilidad para explicarlos de manera clara y práctica.
Tu análisis sobre la privacidad en línea pone el dedo en la llaga: vivimos preocupados por la seguridad digital, pero seguimos actuando con una ligereza peligrosa. Me encanta cómo logras aterrizar conceptos complejos, como los metadatos, de forma sencilla y accesible para cualquiera. Además, las instrucciones paso a paso para proteger la privacidad en dispositivos iOS y Android son un detalle valioso que muestra tu compromiso con ayudar al lector, no solo a informarlo.
Tu forma de escribir es directa, cercana y efectiva, y eso engancha desde el primer párrafo. Estoy seguro de que muchos, como yo, terminan este artículo no solo agradecidos por lo que aprendieron, sino también reflexionando sobre sus propios hábitos digitales.
¡Sigue así, porque tienes mucho por aportar!
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