La miniserie de Netflix, Adolescencia, ha sido un éxito rotundo de crítica. Y no es para menos: la producción destaca por su excelente dirección y montaje cinematográfico. Su punto más sobresaliente es su narrativa visual, construida a través del uso del plano-secuencia, que ofrece una experiencia inmersiva y configura un storytelling implícito que sumerge al espectador en la emocionalidad del tema central: el homicidio adolescente.
Además, la serie ha reabierto, incluso en espacios públicos y medios de comunicación, el debate sobre la relación entre la violencia juvenil y la exposición a las redes sociales, así como la importancia de un adecuado tratamiento de las enfermedades mentales y las deficiencias estructurales del sistema educativo.
La historia comienza con una escena impactante que roza lo inverosímil: las fuerzas del orden irrumpen de manera violenta en una casa humilde de un barrio británico y detienen a Jamie, un niño acusado de homicidio, siguiendo de forma rigurosa el protocolo policial. Lo más perturbador de esta escena es que el supuesto delincuente apenas supera los trece años. Aquí, el trabajo actoral es especialmente notable, tanto por parte del niño protagonista como del resto del elenco, especialmente su familia.

A lo largo de toda la miniserie, los actores hacen un esfuerzo enorme por transmitir dolor, desesperación y resignación, en función del avance del caso. Desde ese instante, se nos presenta el drama de una familia que descubre que su hijo es un asesino, enfrentándose a profundas dificultades sociales, éticas y personales.
Aunque la serie retrata este proceso de forma excelente, falla al no profundizar en algunos aspectos esenciales. Uno de los puntos más criticables es la falta de dignificación de la víctima. Es una lástima, ya que uno de los diálogos entre los policías que investigan el asesinato pone de manifiesto la desproporcionada atención mediática e institucional que se da al asesino frente a la víctima, algo que, por desgracia, se repite en muchos casos reales.
De hecho, es común que los casos sean conocidos por el nombre del homicida más que por el de la víctima. Sin embargo, la serie deja este punto en una conversación superficial. En ningún momento se muestra el punto de vista de la familia de Kate, la víctima. No hay declaraciones, ni se visibilizan sus emociones, ni el impacto psicológico de la pérdida. Apenas se incluyen un par de escenas que muestran cómo la comunidad deja flores en el lugar del crimen, pero no se ahonda en el dolor real de los allegados.

Sí, es cierto que la sinopsis deja claro que el enfoque está puesto en la familia del asesino, pero no deja de ser una oportunidad desaprovechada para tratar temas como el duelo, la justicia restaurativa o el reconocimiento a las víctimas.
Aun así, Adolescencia merece al menos un visionado. La serie aborda muy bien el conflicto emocional desde la perspectiva familiar. En especial, el último episodio es particularmente destacable, tanto en términos de narrativa audiovisual como por la calidad de las actuaciones. Leti la recomienda a partir de los 14 años con supervisión obligatoria de la familia.
Como corolario, cabe recalcar la valentía con la que la serie aborda temáticas complejas, como la violencia en la adolescencia, el impacto de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes, y la urgencia de una revisión crítica del sistema educativo y social actual. Sin duda, se trata de una historia que nos interpela directamente, y que debería hacernos reflexionar sobre el tipo de contenido que consumen los más jóvenes en internet, y sobre la necesidad urgente de construir un internet más seguro y empático para ellos.
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Muy buena idea lo de las publicaciones conjuntas. La gente siempre se queda en la superficie y vosotros sabéis ahondar lo suficiente. Sois los primeros que veo que la critican bien y diciendo la falta de profundidad que tiene en algunos aspectos
ENhorabuena
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Buenísimo, me encanta el análisis
Deberías hacer vídeos de coña y serios de review
Sois geniales
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Magnifico artículo por parte de los dos. Seguid así, escribiendo juntos. Hacéis un equipo genial
Enhorabuena!
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Qué ganas tenía de leer uno de los dos en el blog. Como siempre, una reflexión muy acertada que seguro que ha salido de las conversaciones tan maravillosas que siempre habéis dicho que tenéis. Muy acertados en el análisis de las problemáticas adolescentes, a mi, aunque me gustó, creo que podría haber sido más larga o haber aprovechado mucho más el potencial
Totalmente de acuerdo. Es un gusto leeros. Qué bien escribís, sois mejor team-up que Jeff-Nado 😉
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