El país del sol naciente es experto en mostrarnos la cara más pausada de la humanidad. Con una base religiosa y cultural que sustenta muchos de sus preceptos en la contemplación, en observar lo que nos rodea y disfrutar del silencio imperante. Todo ello con el propósito de deleitarnos con el maravilloso y perfecto engranaje que es la naturaleza.
Perfect Days, la película que nos ocupa, trata de eso. Bueno, de eso y de la rutina, de las decisiones que tomamos en pro de nuestra tranquilidad y que, muchas veces, a nivel social, no nos aportan estatus, pero sí una paz que vale más que todos los ceros que puedan ocupar una cuenta.
La historia de este filme comienza con un día en la vida de Hirayama, un limpiador de baños en la bulliciosa y espectacular ciudad de Tokio. El silencio es lo primero que nos recibe: sin diálogos, simplemente una pieza más del engranaje de nuestra sociedad llevando a cabo su ritual matutino. Una sociedad que despierta con el suave rumor de una escoba golpeando contra el suelo, realiza su rutina y se dirige al destino que a todos nos toca afrontar: el trabajo.
Pero, a pesar de lo que el espectador pudiera esperar, Hirayama aborda el umbral de la puerta de su humilde hogar en Tokio con una sonrisa, mientras se detiene a observar el cielo teñido de colores magenta del amanecer. Es una muestra espléndida de que nuestro protagonista representa la máxima expresión del término japonés ikigai, o razón de ser, que podríamos traducir como aquello que da sentido a nuestra existencia.

Para él, esos momentos lo son todo: ese y el de comprar el café que lo acompaña en su travesía al centro de trabajo, o la pequeña elección rutinaria de decidir qué casete poner en la radio como banda sonora del día que comienza. Es el mayor exponente de haber encontrado el ikigai, de la magia de los pequeños momentos, de aquellos que sí podemos elegir y que hacen de nuestra rutina algo mágico.
A lo largo de la trama, se nos presentan distintos actores en la vida de Hirayama, más o menos disruptivos, que nos muestran lo impredecible del mundo humano y cómo impacta en la tranquila existencia del protagonista. Y cómo él lo aborda sin perder nunca de vista lo especial de estar en este mundo.
Diría que, en algunos de los conflictos de la cinta, hay algo de estoicismo en nuestro personaje principal, por cómo sobrelleva ciertas situaciones anómalas, como la llegada de su inquieta sobrina a su predecible y tranquila rutina.
No ahondaremos en muchas de las situaciones, ya que consideramos que esta película merece un visionado sin condicionamientos previos. Algo crucial en esta historia. Porque esta historia va también de lo que guardamos dentro, y nos interpela según nuestra propia cosmovisión, lo que la hace aún más especial.
A nivel cinematográfico, la película cumple en todos y cada uno de los aspectos: la fotografía es excelente, la banda sonora es notable, y la actuación principal, sin lugar a duda, tiene bien merecido el premio que le fue otorgado en el Festival de Cannes.
Si bien es cierto que la cinta trata muchos temas relevantes de la sociedad japonesa, creemos que podría haber profundizado en uno de los mayores problemas que enfrenta Japón actualmente: la alta tasa de suicidios y su relación con la soledad y otras cuestiones que también asolan a Hirayama.
Hubiese sido una manera magnífica de mostrar ese contraste: por un lado, nuestro protagonista, habiendo alcanzado el ikigai, y por otro, personas que ni siquiera han encontrado la paz interior suficiente como para justificar su estancia en este mundo. No obstante, es cierto que esta película dirige su mirada hacia una visión más positiva y esperanzadora, y por ello no hacer mención directa de esta cuestión no resta valor a la experiencia; la hace más coherente con su propósito. Aunque, sin duda, hubiese sido interesante.
A todas luces, Perfect Days es una cinta que debemos disfrutar con la misma serenidad con la que Hirayama aborda su rutina diaria. Incluso, como recomendación personal, dedicar no solo las dos horas que dura, sino una más para reflexionar sobre lo visto y observar qué sensaciones despierta en nuestro interior. En España la tenéis disponible en Prime Video de forma gratuita, en VOSE, para no perder la calidad interpretativa de la película durante su visionado.
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Me encanta el artículo, sois unos grandes y adoro vuestras reflexiones. Voy a verla con mi madre, que le gustan mucho estas cosas
Gracias
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Menos mal que nos pasan los links JAJAJJA. Si es por Eddy lo mantiene en secreto. Gran reflexión por parte de los dos, me dan ganas de ver la peli
No sé si me dará para tanta conversación con mi novia, pero se intentará xD
HAil
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Me encanta leer vuestras reviews. Muy interesante la valoración de la película. Creo que acertáis en la reflexión y habéis sacado ese «fallito» de no haber hablado de la problemática del suicidio en japón. Cosa que no había visto. Sois geniales
Muy fan del dúo review. Ojalá haya más pelis como esta y personitas como vosotros
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